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"Las claves son: curiosidad, ganas de aprender y ser tenaz".


Nací hace 43 años en Murcia, donde estudié la Licenciatura de Biología. Desde entonces  he trabajado en  ecología de ríos mediterráneos. Aunque he trabajado principalmente en el grupo de Ecología de Aguas Continentales del Departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia, gracias a diversas ayudas he realizado estancias en Australia, Chile, Grecia, Alemania y  EEUU por una duración de cuatro años. Desde el año 2017 soy personal investigador post-doctoral de la Universidad de Murcia (PIT2) donde desarrollo tareas de investigación y docencia en Grados y Másteres. A lo largo de mi trayectoria he publicado, entre otros trabajos,  más de 30 artículos científicos en revista internacionales. Soy editora asociada de la revista Hydrobiología y miembro de la comisión Género&Ciencia de la Asociación Ibérica de Limnología (AIL).


¿Qué está investigando actualmente? ¿Cuáles son sus aplicaciones?
Mi investigación se centra en la importancia ecológica de los ríos intermitentes y efímeros (aquellos que presentan un periodo seco de duración variable) para la fauna, especialmente durante su fase seca. Esta línea intenta llenar vacíos de conocimiento sobre cómo afecta el periodo seco de los ríos tanto a la fauna acuática que debe buscar estrategias para sobrevivir a estos periodos, como a la terrestre que se puede beneficiar del hecho de que no exista agua en los cauces.

Actualmente estoy desarrollando un proyecto concedido por la Fundación Seneca para averiguar si los invertebrados terrestres (principalmente arañas, hormigas y escarabajos) son indicadores de la salud de los ríos durante la fase seca, al igual que lo son los insectos acuáticos durante la fase con agua. Estos resultados ayudarán a gestionar de forma más adecuada los ríos secos (tipo ramblas) para su mejor conservación en el contexto actual de cambio climático, y espero que también a alcanzar un mejor apreciación de estos ecosistemas, tan denostados en general por la sociedad a pesar de ser tan valiosos desde el punto de vista ecológico.

¿Por qué decidió estudiar Biología?
Cuando era una niña me sentaba en el sofá con mi padre y hermanas a esperar con emoción la emisión de la serie “El Hombre y la Tierra”. Creo que Felíx Rodríguez de la Fuente me marcó profundamente inculcándome valores de respeto y defensa de la naturaleza, como a tantos otros niños y niñas de esa época. Jacques Cousteau y David Attenborough también me hicieron soñar con viajes alrededor del  mundo para observar de qué forma tan maravillosa los animales se relacionan entre sí y con su entorno. Cuando comencé la carrera de Biología descubrí que estaba en el sitio adecuado. Finalmente, gracias al apoyo de mi familia, pareja y mi grupo de investigación, y con  mucho tesón por mi parte, disfruto mucho de mi profesión haciendo realidad ese sueño de infancia.


¿Cuál ha sido su experiencia como mujer en la carrera investigadora?
El sesgo debido al género en Ciencia es una realidad.  La infrarrepresentación en los niveles académicos más elevados, las diferencias en publicaciones y una menor visibilidad, son algunas de las disparidades que afectan a las mujeres en Ciencia. En el grupo Género&Ciencia del AIL, en el que analizamos la situación de la mujer científica en la Limnología (ciencia que estudia la Ecología de las Aguas Continentales), hemos podido comprobar que tanto los investigadoras como investigadores reconocen que existen más barreras en la carrera científica para las mujeres, y que una de las más importantes es la maternidad. A nivel personal he podido confirmar este hecho. Antes de ser madre percibía que mi carrera se desarrollaba mayoritariamente en condiciones de igualdad, pero eso cambió cuando tuve a mi hija hace 9 años. Creo que en la carrera científica, más competitiva que nunca en España provocado por los sucesivos recortes en investigación durante la última década, los periodos “reales” de descanso por maternidad que afectan a la producción científica pueden condicionar de forma decisiva la continuación de una investigadora en Ciencia. Además, si consideramos que los científicos se benefician de las medidas implementadas para paliar los efectos de este tipo de  bajas, pese a que la inmensa mayoría disfrutan de una baja paternal no prolongada más allá de 15 días, para mi es evidente que existe una situación de discriminación institucional que afecta a la mujer en ciencia. Dada esta situación y otras muchas más barreras sociales y culturales a las que se debe de enfrentar la mujer investigadora, no es de extrañar que el goteo continuo de pérdida de talento que se está dando en España durante los últimos años afecte en mayor proporción a las mujeres. Por ello, somos cada vez más las científicas y científicos, aunque estos últimos todavía en menor medida, los que intentamos con mucho empeño cambiar esta situación. Y creo que lo lograremos, facilitando el camino de la Ciencia a todas las jóvenes de hoy que serán científicas en un futuro muy próximo.

¿Cómo animaría a los jóvenes que quieran ser cientific@s?
Creo que muchos jóvenes consideran que la carrera científica requiere de mucho más esfuerzo que la mayoría de las profesiones, y que esto les provoca cierto miedo. Sin embargo, tal vez por haber crecido en una familia obrera, mi percepción es que no requiere de jornadas muchas más largas que una infinidad de profesiones “al uso”. Sí es verdad, que creo que ciertas cualidades como por ejemplo tener un fuerte sentido de la curiosidad, ganas de aprender continuamente y ser tenaz ayudan a disfrutar de esta profesión.

También creo que esta carrera profesional se percibe por lo general por los jóvenes como un trabajo tedioso. Sin embargo, para mí no hay nada más lejos de la realidad. Gracias a esta profesión he conocido a muchas personas muy interesantes con las que colaboro aprendiendo mucho de ellas, he viajado alrededor del mundo en busca de ríos donde desarrollar mis investigaciones y siento verdadera emoción al comprobar que algunos de los estudios que he desarrollado tienen una repercusión directa en la protección de la Naturaleza.

 

María Mar Sánchez Montoya. Departamento de Ecología e Hidrología. Facultad de Biología. Universidad de Murcia