Iberia, tierra de pinos y no de encinas
EFE- Iberia es tierra de pinos y no de encinas, por lo que el mito de la ardilla saltando entre estas últimas desde los Pirineos hasta Gibraltar “deberÃa ser desterrado”, según una de las conclusiones de los estudios realizados por varios cientÃficos internacionales y que ha coordinado el profesor de la Universidad de Murcia José Carrión.
Los trabajos se recogen en un volumen especial de la “Review of Palaeobotany and Palynology”, y sus autores pertenecen a centros nacionales e internacionales, como el Instituto Pirenaico de EcologÃa, el Museo Nacional de Ciencias Naturales, el JardÃn Botánico de Córdoba, la Universidad Brunel de Londres o el Museo de Paleobotánica de Estocolmo (Suecia).
El volumen comprende quince artÃculos que abarcan desde el periodo Devónico hasta la actualidad, incluyendo algunas proyecciones de futuro para la vegetación peninsular, lo que implica cuatrocientos millones de años de cambios florÃsticos e historia vegetal.
Los estudios analizan los cambios experimentados a través de estos largos periodos y concluyen que durante los frÃos del Cuaternario la PenÃnsula representó uno de los puntos calientes de biodiversidad, el refugio glaciar de muchas especies vegetales y animales.
Los últimos diez mil años muestran dinámicas vegetales muy particulares que, sin embargo, acaban por sufrir una enorme influencia antrópica y se ha probado que muchos bosques supuestamente primigenios, como algunos encinares, en realidad son el resultado de la selección del hombre.
Por contra, otros muchos considerados secundarios, como algunos pinares, son completamente naturales.
El análisis histórico demuestra, dicen los cientÃficos, que no es posible el retorno a ningún bosque primario ni primigenio, que la vegetación está en continuo cambio y que la influencia humana ya es contingente de forma ineludible.