La dieta mediterránea es esencial para que un gen proteja del infarto de miocardio

Febrero 14, 2014 Microciencia

El trabajo permitirá diseñar dietas más personalizadas para la prevención cardiovascular. / Wikipedia

El trabajo permitirá diseñar dietas más personalizadas para la prevención cardiovascular. / Wikipedia

Fuente: SINC

Un grupo internacional de investigadores ha descubierto que la dieta mediterránea es necesaria para que un nuevo gen relacionado con los triglicéridos ejerza su efecto protector frente al infarto de miocardio. Este estudio, publicado en la revista Circulation Cardiovascular Genetics, revela que la protección genética se pierde al no consumirla.

Miembros del Centro de Investigación Biomédica en Red (CIBERobn), dependiente del Instituto de Salud Carlos III, en colaboración con el Centro de Investigación en Nutrición Humana de Boston, han descubierto que la dieta mediterránea es clave para que un nuevo gen, el MLXIPL (Max-like protein X interacting protein-like), relacionado con los triglicéridos, proteja frente a la hipertrigliceridemia y el infarto de miocardio.

Los resultados, publicados recientemente en la versión electrónica de la revista Circulation Cardiovascular Genetics, suponen otro avance muy significativo para la nutrigenética al identificar un nuevo marcador genético, validado en un ensayo clínico, que permitirá diseñar dietas más personalizadas para la prevención cardiovascular.

Este descubrimiento, liderado por Dolores Corella, asienta su base en el trabajo publicado en 2008 en Nature Genetics tras identificar por primera vez el MLXIPL como un nuevo gen candidato asociado con las concentraciones de triglicéridos en humanos.

Posteriormente, los autores formularon la hipótesis de que la asociación de este gen con las concentraciones de triglicéridos se podría modular con la dieta mediterránea. Es más, postularon que este gen se asociaría no solo con triglicéridos, sino también con eventos cardiovasculares.

A partir de este hallazgo, realizaron el análisis genético de la principal variante funcional encontrada en el gen, denominada rs3812316, en 7.166 participantes en el estudio Predimed. De ellos, un 17% fue portador de la variante genética “G”, mientras que los demás fueron homocigotos CC.

El descubrimiento más relevante de la investigación, descrito por primera vez en el mundo, fue observar que aquellas personas con la variante genética G que recibían intervención con dieta mediterránea tuvieron menos incidencia de infartos (estimándose un 60% menos de riesgo) que las personas homocigotas CC en el mismo grupo de dieta mediterránea.

Por el contrario, en el grupo que recibía la dieta control, los portadores de la variante G no manifestaron el efecto protector de la genética y no tuvieron menor incidencia de infartos.

Un paso más en la nutrición personalizada

“Este hallazgo es muy relevante porque además de ayudarnos a conocer los mecanismos por los cuales la dieta mediterránea puede ejercer sus efectos protectores a nivel general, nos ha permitido identificar un grupo de personas que por su genotipo en el gen MLXIPL se benefician mucho más al seguir una dieta mediterránea, especialmente en cuanto a la protección frente al infarto de miocardio”, afirma Corella.

Este estudio fue financiado por el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad (Instituto de Salud Carlos III), el Ministerio de Economía e Innovación, el Fondo Europeo de Desarrollo Regional, la Generalitat Valenciana y por los contratos 53-K06-5-10 y 58-1950-9-001 del USDA, EE UU.

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