El limbo de lo nocivo
La química nos conforma y rodea al tiempo. Tanto la naturaleza y muchos artificios del hombre generan sustancias químicas altamente perniciosas que deben ser detectadas y cuantificadas. De ahí la importancia de crear bases de datos en las que se pueda almacenar y compartir información para poder estudiar en el tiempo la relación entre un agente químico y una patología.
En la Región de Murcia se controlan una gran cantidad de sustancias: metales pesados como el cadmio o el plomo, e hidrocarburos como el benceno ya tienen un límite medioambiental. Con todo, hay otras muchas sustancias potencialmente peligrosas que escapan al control de las autoridades medioambientales, están en el “limbo” de lo nocivo. El problema es que es muy complicado relacionar si la aparición de una patología se debe al contacto con un compuesto químico, sobre todo debido al largo periodo de inducción de enfermedades de algunas sustancias. Esto es, sólo pasados varios años, incluso décadas, se puede demostrar si una sustancia es o no perjudicial para nuestra salud. Así sucedió cuando se descubrió que el amianto y el plomo provocaban cancer de pulmón y saturnismo, respectivamente.
Entrevista a la doctora Estela Moreno, del departamento de Ingeniería Química y Ambiental de la UPCT.
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