Nuevos hallazgos en zoología

Diciembre 4, 2012 Microciencia

nueva-especie-cubaPRINUM - En la Tierra existen más de 5 millones de especies diferentes de seres vivos, de las que sólo conocemos una pequeña parte. Aunque la mayoría de las personas tenemos un conocimiento limitado del mundo natural, y únicamente nos relacionamos con los organismos que influencian nuestras vidas, clasificar tal cantidad de especies es una actividad propia de los humanos.

Para lograr este propósito, se recurre a la taxonomía o ciencia de la clasificación, a través de la que se ordenan, describen y clasifican a todos los seres vivos en grupos con unas características comunes, especialmente los grupos de animales o vegetales, para conseguir tener una visión global y enriquecer la información que se tiene sobre ellos. Los especialistas en realizar estas labores, los taxónomos, generalmente biólogos, se enfrentan a diario con la tarea de identificar, estudiar e intercambiar sistemáticamente información de la gran diversidad de organismos existentes.

El doctor Juan Antonio Delgado, del Departamento de Zoología y Antropología Física de la Universidad de Murcia, trabaja precisamente en estos temas desde hace años. Recientemente, ha realizado, en colaboración con el profesor Albert Deler-Hernández del Centro Oriental de Ecosistemas y Biodiovesidad de la ciudad de Santiago de Cuba, un trabajo en el que se realiza una completa revisión de la fauna de coleópteros de la familia Hydraenidae conocidos hasta la fecha en la isla de Cuba. Los resultados han sido publicados en la revista Zootaxa.

Los coleópteros, como pueden ser el escarabajo de la patata, la luciérnaga o la mariquita, son un grupo de insectos masticadores con dos pares de alas. No se conoce cuántas especies de estos insectos existen en total en el planeta. Hasta el momento son más de 400.000 las especies de coleópteros conocidas en el mundo, y se sabe que constituyen el grupo biológico más numeroso,superando a cualquier otro grupo de insectos u otros grupos de plantas, aves o mamíferos. Para hacernos una idea, solo la fauna ibérica cuenta con unas 10.000 especies de coleópteros descritas, y el número total de aves conocidas en todo el mundo no llega a 10.000.

En concreto, los coleópteros de la familia Hydraenidae, estudiados en Cuba por el profesor Delgado de la Universidad de Murcia, habitan frecuentemente en arroyos de montaña y son de especial interés en estudios de biodiversidad y en programas de conservación de hábitats de agua dulce. En su trabajo, el investigador de la institución docente realiza un pormenorizado estudio de estos interesantes escarabajos acuáticos, en la que es la mayor de las islas de las Grandes Antillas.

Cuando se describe un género o una especie por primera vez, se tiene el privilegio de darle un nombre. Frecuentemente se le asigna el nombre de su descubridor o el nombre de un familiar, un amigo o colega. Por ejemplo, la especie Escherichia coli recibió el nombre de un médico alemán llamado Theodor Escherich, mientras que coli sólo significa intestinal, y la Rhea darwinii, parecida a la avestruz que habita en la Patagonia, recibió su nombre de Charles Darwin.

Uno de los precursores de la taxonomía fue Aristóteles, quien dividió a los organismos en 3 reinos. Pero fue Carlos Linneo, un naturalista sueco, quien ideo en el siglo XVIII el sistema binomial de nomenclatura que todavía es utilizado en la actualidad, y que señala que el nombre científico de un organismo está formado por dos partes: el nombre del género más un adjetivo o modificador.

El empleo de binomios para dar nombre a nuevas especies es una herramienta necesaria para que haya una comunicación clara e inequívoca entre los expertos. Cuando se utilizan diferentes idiomas, los problemas de comunicación podrían ser insalvables sin un sistema de nomenclatura universalmente reconocido y aceptado por los biólogos o especialistas.

La nueva especie descubierta por Juan Antonio Delgado, que apenas sobrepasa el milímetro de longitud, destaca por su inusual forma de vida y por algunos aspectos de su morfología. Según el doctor Delgado “esta nueva especie no vive, como la mayoría de sus parientes próximos, en limpios arroyos de montaña, sino que prefiere alimentarse y encontrar protección entre los musgos y hepáticas que recubren las rocas de los húmedos bosques tropicales del Paraje Natural de La Gran Piedra en la Sierra Maestra cubana”, situado apenas a 30 km al oeste de la base militar norteamericana de Guantánamo.

De su morfología destaca el aspecto del aparato reproductor masculino, “que resulta muy peculiar y único entre los centenares de especies de su género descritos hasta la fecha para todo el continente americano”, apunta Delgado.

El hallazgo de esta nueva especie resulta de especial interés, pues se produce 45 años después de la última especie de esta misma familia descubierta en Cuba, hecho bastante sorprendente al tratarse de una zona geográfica caracterizada por una alta biodiversidad. Todo apunta a que la especie ha permanecido oculta a los ojos de los investigadores por lo inusual de su forma de vida y, muy posiblemente, representa un endemismo cubano de gran interés.

El descubrimiento de esta nueva especie, así como otros trabajos de investigación en proceso de desarrollo, en los que también colabora el doctor Delgado, permitirá a los científicos cubanos conocer con mayor detalle la rica diversidad de insectos de la isla de Cuba, uno de los puntos calientes de biodiversidad más amenazados de todo nuestro planeta.

Pero además, hace tan sólo unos meses, Juan Antonio Delgado había hallado otras cuatro nuevas especies de insectos en los que fueran los escenarios donde se rodó el Señor de los Anillos. En este caso los descubrió junto al doctor R. Palma, conservador del Museo de Nueva Zelanda, y los resultados se publicaron en la revista de entomología Zootaxa. En el trabajo se estudiaban todas las especies conocidas del género Podaena, un grupo de diminutos escarabajos endémicos de Nueva Zelanda, habitantes de las orillas de los arroyos, ríos y lagos. El estudio analizaba las colecciones conservadas en diversas instituciones científicas, así como los ejemplares capturados por el propio doctor Delgado.

Para nombrar a tres de estas nuevas especies el doctor Delgado empleó los topónimos maoríes locales. Dichas especies son Podaena aotea, Podaena hauturu y Podaena moanaiti. La cuarta especie, Podaena mariae, la nombró así en honor a la doctora Maria Martínez-Esparza, su mujer y también profesora de la Universidad de Murcia, en agradecimiento por su ayuda durante los trabajos de campo realizados en Nueva Zelanda.

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